Antes de que Egipto fuera Egipto, el sol creó el cielo y las aves que lo vuelan y creó el río Nilo y los peces que lo andan y dio vida verde a sus negras orillas, que se poblaron de plantas y de animales.
Entonces el sol, hacedor de la vida, se sentó a contemplar su obra.
El sol sintió la profunda respiración del mundo recién nacido, que se abría ante sus ojos, y escuchó sus primeras voces.
Tanta hermosura dolía.
Las lágrimas del sol cayeron en tierra y se hicieron barro.
Y ese barro se hizo gente.
Eduardo Galeano
sábado, 24 de enero de 2009
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Yo tengo una edición de 'Palabras' muy vieja, casi remendada y con una encuadernación muy mala, pero los versos de Prevert son capaz de estremecer hasta al más indolente.
ResponderEliminarLo tengo siempre en la mesita de luz, y antes de acostarme leo algún poema de este loco...
Un beso, Laura. Nos estamos leyendo.